Si tienes un negocio o un proyecto en marcha, seguro que tienes una web pero… ¿realmente sabes si está funcionando? me refiero a que si te está generando algún valor añadido, algún resultado positivo, sea del tipo que sea. Estoy seguro de que muchos de nosotros nos hemos visto casi obligados a desarrollar una web, muchas veces, deprisa y corriendo porque alguien dijo «Si no estás en Internet, no existes». Muy bien, está claro que hoy por hoy Internet es mucho más que un escaparate o una fuente de información, es casi una segunda vida que tenemos un gran porcentaje de todos nosotros y, según eso, es obvio que si nuestro negocio no está presente allí, estamos perdiendo oportunidades o, al menos, visibilidad y posibles clientes.
Sin embargo, aquí viene mi punto, ¿realmente sabemos para qué hemos puesto nuestra web en el ciberespacio? Creo que la respuesta a esta pregunta en muchas ocasiones es «sí, bueno, hay que estar en internet» pero eso no es una razón. La razón de por qué existe nuestra web debe ser concreta y debe estar alineada con los objetivos de nuestro negocio. Respuestas muy diferentes serían «He creado una web porque quiero vender más», «porque quiero llegar a más clientes», «porque quiero mejorar la relación con mis clientes», «porque quiero dar a conocer lo que hago», «porque quiero extender el servicio que ofrezco a través de Internet», etc. Mucho más adecuadas para mi, y sobre las cuáles, sí se puede construir una web exitosa y con futuro, una web que aporta valor a tu negocio.
El tema es que demasiado a menudo cometemos los siguientes pecados en relación a nuestra web:
- No sabemos qué pasa en nuestra web, no sabemos quién nos visita, para qué, cuántas veces, si repite o no…
- No sabemos si las personas que nos visitan encuentran lo que buscan
- No sabemos si las personas descargan o ven la información que nos interesa que vean
- No sabemos qué opinan las personas que nos visitan sobre lo que encuentran
- No sabemos si nuestra web está bien o mal posicionada ni si mejora o empeora su posicionamiento o si los buscadores están reportando problemas con ella
- No nos importa que no esté actualizada ni en contenido ni en forma, ni si se ve bien o no en dispositivos móviles, por ejemplo
- No le damos importancia a la imagen que transmite un blog vacío, con entradas de hace 2 años o con un único post de bienvenida que no quedó en más que en un brindis al sol
- Hemos recogido una base de datos de emails de usuarios y, o bien no las he usado nunca, o bien machaco los emails con anuncios y promociones
- No sé si cumplo con la normativa vigente de cookies, protección de datos de carácter personal, aviso legal, etc.
- …
Estos son sólo unos pocos de los pecados que comete alguien que ha puesto en marcha una web que no obedece a una estrategia, que no creyó necesario tener un plan de acuerdo al cual la web existiría, evolucionaría y, sobre todo, aportaría valor al negocio. También un montón de nosotros que nos dejamos llevar por ofertas, agencias de dudosa reputación o personas que sí, nos prepararon la web, pero luego se olvidaron. La web es como un hijo, hay que cuidarle, hay que ayudarle a crecer… si lo hacemos, nos dará muchas alegrías, si no… como mínimo, indiferencia.
Si estás en esta situación, obviamente, también hay una solución. Plantéate qué papel juega la web en tu negocio, ¿es como te gustaría? ¿crees que es rentable mantenerla así? ¿qué resultados te gustaría obtener? Pide ayuda a un profesional, no todos ofrecemos soluciones cortoplacistas y sin futuro.